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Ser autónomos: la meta de las personas con discapacidad

  • Viernes 3 de abril de 2020
  • 09:04 hrs
  • Autor: Camila Barrueto Prieto
Fotos Bárbara Ramos

Fotos Bárbara Ramos

La rehabilitación muchas veces se entiende sólo como un proceso físico, sin embargo, culmina cuando un joven adquiere la capacidad de valerse por sí mismo. En el marco de una nueva campaña de Teletón, es que se ahondó en cómo algunas instituciones entregan apoyo para lograr esa meta.

Teletón es una institución que, si bien ayuda en la rehabilitación física de niños/as y jóvenes con algún tipo de discapacidad, cumple también un rol fundamental en lograr que estas personas tengan una total independencia de sus vidas.

“La inclusión laboral y educacional es la guinda de la torta de la rehabilitación”, expresó el director de Teletón Talca, Juan Claudio López. Y es que en muchos casos ésta se entiende cuando una persona logra ponerse de pie, sostener un objeto, o hablar; no obstante, en el centro su cometido culmina cuando un joven con discapacidad logra obtener un trabajo, egresar de alguna profesión, o comenzar un emprendimiento por sí mismo.

Equipo de unidad laboral de Teletón

Para apoyar ese objetivo, en Teletón existe un “equipo de unidad laboral” compuesto por una educadora diferencial, un terapeuta ocupacional, una psicóloga, y una asistente social. Juntos, asesoran al joven, a su familia, a los establecimientos educacionales y empresas en temas de inclusión.



Con la persona trabajan en su su orientación vocacional, analizan qué quieren hacer en el futuro y también qué es lo que está dentro de sus capacidades. A partir de aquello, nace un perfil y se evalúa el ingreso a: la educación superior, a algún trabajo, o a alguna capacitación para llevar a cabo un oficio y en algún futuro generar un emprendimiento.

Para identificar si es que existe algún cupo en alguna empresa se analizan los requisitos y  perfiles que ellos requieren, en base a eso se prepara al joven que desee el empleo y desde Teletón se hace la recomendación.



Las acciones dirigidas a la familia consisten en ofrecer tanto a los jóvenes, como a sus padres o tutores, la posibilidad de acceder a alguna capacitación para realizar algún oficio y en un futuro generar sus propios emprendimientos. Allí se trabaja de la mano con algunos organismos como el Fondo de Solidaridad e Inversión Social (Fosis) y el Servicio Nacional de la Discapacidad (Senadis).



Finalmente, está el ingreso a la educación superior, allí se ayuda con todo lo referente a la postulación de becas y beneficios para que el joven pueda llevar a cabo alguna carrera universitaria. Cabe señalar que, tanto en las empresas, como en las casas de estudio, Teletón lleva a cabo un papel consultivo; es decir, en muchos casos van a terreno e identifican zonas que deberían tener modificaciones arquitectónicas para una mejor estadía del joven.

La universidad maulina pionera en inclusión

Una de las instituciones que tiene muy internalizada la cultura inclusiva es la Universidad Católica del Maule. Actualmente se encuentra en tercer lugar en en el ranking de Américaeconomía en temas de inclusión hacia los estudiantes.

Apoyan a los jóvenes desde el momento en que ellos desean ingresar, en ese aspecto existe un programa de admisión especial que evalúa tanto sus capacidades, como también el aspecto vocacional. Quienes ayudan en esa tarea son los profesionales del Programa de Apoyo y Recursos para la Inclusión (PARI), quienes adaptan los cuestionarios y gestionan las entrevistas que el estudiante necesite para ingresar a la casa de estudio.

María de los Ángeles Opazo, profesora en educación especial y jefa del Centro de Apoyo por el Aprendizaje que pertenece a la dirección de docencia, aseguró que su objetivo es que "el estudiante ingrese, permanezca, progrese y se titule de la universidad”.



Una vez que el estudiante entra, es acompañado a lo largo de toda su estadía por los profesionales del Centro de Apoyo por el Aprendizaje. Allí se hacen acompañamientos académicos, una especie de reforzamiento en las distintas áreas de las carreras como: matemáticas, ciencias, biología, inglés, entre otros.

También existen las tutorías, que las llevan a cabo los mismos compañeros quienes postulan y tienen la labor de acompañar a su par en algunos trabajos o preparándose para exámenes a cambio de una pequeña remuneración.


Redes de apoyo: indispensables para continuar los estudios

Sebastián Díaz, es un joven diagnosticado con una tetris paresia espástica y una disminución visual, que entró a la carrera de pedagogía en educación especial de la UCM en el año 2013 por ingreso especial. Su discapacidad fue adquirida, por lo que volver a estudiar fue un desafío que según señaló la casa de estudio le ayudó a superar.

“Yo antes estaba estudiando técnico en enfermería donde la motricidad fina es primordial, entonces perder esa capacidad me hizo dejar la carrera y buscar otro rumbo. Tengo que leer muy de cerca, porque mi visión se vio afectada, pero cuando llegue a la universidad me hicieron una serie de preguntas con el objetivo de hacer las adecuaciones curriculares necesarias para mí”, contó.



Agregó que dentro del establecimiento se les ha dado mucha voz. “Producto también del alto ingreso de estudiantes con discapacidad, es que la universidad nos ha dado el apoyo para que nosotros logremos representación en mesas de trabajo con los vicerrectores, y la dirección estudiantil, entonces tenemos también voz en algunas decisiones que se toman a nivel de universidad”, detalló.

Agregó que tienen de dos a tres reuniones semestrales, donde plantean todas sus inquietudes y problemáticas. “Eso ha logrado que mejore muchisimo el tema de la accesibilidad universal, de hecho hay ascensores que están en proyecto. En las salas hay rampas de acceso universal, y hay varios baños inclusivos”, reveló.


Eliminando todas las barreras de discriminación

Katherine Gutiérrez, es profesora de educación especial y trabaja en el Programa de Recursos para la Inclusión de la universidad, y aseguró que se hace un trabajo colaborativo con toda la comunidad universitaria. “Lo que intentamos es ir eliminando todas las barreras de discriminación que puedan existir para los estudiantes”, señaló.

Bajo esa línea, contó que tienen un calendario con los académicos para enseñarles también cómo deben trabajar con los jóvenes. Agregó que muchas veces los mismos estudiantes se llaman la atención entre sí cuando no se respetan espacios que son exclusivos de las personas con discapacidad.



Para entregar los contenidos, se utilizan varias herramientas para adaptarlos a las necesidades de cada persona, que muchas veces “si bien tienen el mismo diagnóstico, son muy diferentes”, aseguró Katherinne.

En el caso de un estudiante sordo, se utiliza un intérprete o el “transvoz” un programa que transcribe en tiempo real lo que el profesor habla. Katherine, explicó que otro ejemplo son los estudiantes de baja visión, quienes trabajan con un macrotipeado, que aumenta considerablemente el tamaño de las letras.

Hay veces en que los estudiantes simplemente deciden entrar vía PSU y que no quieren ser parte de estos programas, pero luego se dan cuenta o escuchan lo mucho que les ayuda y deciden participar de ellos.



En la universidad actualmente hay 62 personas con discapacidad que están estudiando en casi todas las facultades y para este año esperan que el 20% de estudiantes que ingresen lo hagan mediante de los cupos de acceso especial. Es de esperar que otras instituciones sigan trabajando fuertemente en materia de inclusión para dar la oportunidad a estos jóvenes de demostrar de lo que son capaces.